FÓLLAME CON AMOR

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Fóllame con amor. Sí, hablamos de follar y no de hacer el amor. Creo que me inicié en el amor antes que en el folleteo, lo que trae bastante complejidad en este planeta. Déjame contarte porqué mantener el sexo muy presente en tus relaciones es vital para tu desarrollo de vida.

Sensible ante todo

Como has podido leer antes en Persona altamente sensible, me identifico completamente con la versión humana de los pitufos, es decir, sensible a tope pero sin el color azul, por supuesto. Sensaciones y emociones a tope, sin ningún tipo de control y sin un plan para vivir bien (LO ESTOY CREANDO PARA UN FUTURO CURSO) tanto de día como de noche.

Por lo tanto, el concepto de la palabra “sexo” era tremendamente doloroso (más bien inadecuado).

¿Qué entiendo por concepto inadecuado? Que tenía la madurez y la “Pseudo- experiencia” de una persona de 70 años frente a la visión amorosa de las relaciones: cariño, compasión, acompañamiento y, sobre todo, una gran devoción por el concepto de fidelidad hacia la otra persona, pero con el cuerpo de un chaval súper joven.

Me podrías decir “qué bien, te has adelantado” y te diría “vaya mierda, porque no estaba en adecuación y coherencia con lo vivía en ese momento de mi vida.

Es más que recomendable vivir los procesos vitales que te corresponden en cada etapa de tu vida.

¿Por qué te cuento esto? Porque cuando eres adolescente y, sobre todo, estás en plena pubertad debes aprender a manejar tu mecánica sexual, es decir, debes aprender a “follar” (experimentar) para desarrollar un espacio de creatividad y, sobre todo, una herramienta que te acompañará durante toda la vida.

Al no haber tenido una figura paternal (vamos a decir que va por ahí el tiro para quitarnos un poco de responsabilidad)  he crecido en un entorno muy conectado con la sobre protección (energía femenina). Así pude desarrollar mi súper forma de ser (emocional a tope) pero con una mega frustración y obsesión hacia el concepto de la pareja única. Por lo tanto, compartir una experiencia sexual con otra persona que no era la adecuada, estaba fuera de mi realidad.

Veía el sexo como algo íntimo y personal donde dos personas pudieran estar juntos y conectar de forma permanente (era mi percepción del momento, y lo sigo percibiendo de la misma forma en la actualidad). Muchas personas (me incluyo entre ellas) se sienten perdidas y están a años luz de comprender este tema del que os hablo.

Pero, ¿qué ocurrió? Mi forma de vivir los conceptos “amor”, “sexo” y “pareja” estaba completamente descompensada. No vivía lo que me tocaba vivir y experimentar en el momento que tenía que haber ocurrido.

Pareja Evolutiva


Es como si empujara a volar a un pajarito recién nacido. Se pegará una hostia tremenda, incluso podría morir en el intento (éste ha sido mi caso y el de muchas otras personas, de ahí este artículo). O cómo proponer a un niño de tres años impartir una clase de historia en la universidad.

Puede que resulte interesante para el auditorio pero entendemos perfectamente que a los tres años de vida te toca vivir algo mucho más simple y de más fácil acceso: jugar, correr, gusanear, o tirarse por el suelo, por ejemplo.

Llegados a este punto puedo deciros que tuve el privilegio (o la gran putada, todo es cuestión de percepción)  de intuir y anhelar, desde una edad muy temprana, algo que se da a muy pocos: la comprensión de qué es lo que nos une a todos y, sobre todo, el comprender esa unión desde el enfoque o punto de vista de la pareja.

Follar sin sexo

Al igual que mis compañeros yo desprendía gran cantidad de energía, quizá más que ellos ya que era hiperactivo. Por lo tanto, también mi energía sexual estaba por las nubes (no era consciente de ello en aquel momento). Por no haber tenido referencias, explicaciones o instrucciones sobre el sexo, no sabía cómo enfocarlo. Me masturbaba hasta partirme la mano o las manos (vale la pena ser ambidextro, nunca se sabe) para luego volver otra vez a estar con una tensión permanente en mi cuerpo.

Todo el mundo me decía que lo importante era estudiar e ir a la escuela (leer: la cárcel de niños), pero para mí era una pérdida de tiempo y sentía que mi vida se desgastaba por completo. Mi único interés era encontrar a la mujer de mi vida.

Toda esa energía que liberaba volvía al rato. Mientras tanto, mi afán por el amor en pareja seguía agudizándose y no tenía fin. No entendía el concepto  sexo sin “amor” y anhelaba profundamente la conexión verdadera con una persona.

Así pasé más de 20 años de mi vida. Experimentaba algunos ligues por ahí pero, en sí, no llegaba a vivir una sexualidad desarrollada y empoderada y tampoco se realizaba lo que sentía que tenía dentro.

El porno como fuente de realidad

Arranqué esa época tan linda de la adolescencia con el canal plus encriptado y revistas eróticas. En ese momento algunos canales privados de TV venían como encriptados. Se veían muchas rayas, aunque se podía intuir algo de las imágenes.

Había que pagar una cuota mensual para poder liberar el famoso canal  privado. Para todos era algo completamente nuevo, innovador y, sobre todo, adictivo. 

Recuerdo que, por la noche, a una cierta hora, emitían pelis porno (me refiero a cuando vivía en Francia. Cuando aterricé en España todavía no había llegado el canal plus aquí).

El porno nos permitía descubrir un montón de “experiencias sexuales” nuevas sin salir de casa.

Más adelante, con la llegada de Internet, era más fácil tener acceso a vídeos/fotos porno (sexo a lo bestia)… En fin, qué te voy a contar. Estaba bastante enganchado al tema. Comenzaba a desarrollar un tipo de estímulo «virtual» sin haber experimentado todavía un sexo “real” con ninguna mujer.

Es decir,  el porno creó en mi mente una realidad sobre cómo, cuándo y de qué manera vivir un tipo de sexo. Ésto era algo que desconocía por completo.

Descubrí el sexo sin ninguna práctica real. Todo era mental. Al ser un hiperactivo y, sobre todo, hiperactivo de mente, mi imaginación era tremenda. Cuando se sumaban al carro unos vídeos bastante potentes, ya disponía de “comida” para nutrir un deseo sexual enorme.

Mientras tanto, en la “vida real”, no experimentaba nada. Seguía completamente enganchado a ese amor único y casi inalcanzable. 

Comenzaba a generar en mí una disociación bastante tóxica (en su momento no era consciente de ello). Es decir, mi “corazón” estaba deseando amar de forma incondicional e infinita y, a su vez, mi deseo sexual quería vivir, a lo bestia, esas relaciones carnales con una persona.

No llegaba en absoluto a lidiar las dos cosas. Es decir, veía que ese “amor” y esa forma salvajada de vivir el sexo no eran compatibles. Me decía a mí mismo ≪tener sexo así y de esa forma (porno) es impuro e irrespetuoso. La mujer de mi vida merece respeto, cariño, ternura y, sobre todo, “amor”≫.

Por lo tanto, presentaba una disociación e incoherencia tremendas.

Lo peor que puedes vivir en este planeta es ser incoherente

Así anduve durante toda mi infancia, juventud y edad adulta. Era un ser incoherente que, visto desde una cierta perspectiva, puede llegar a considerarse  un “ser muerto”.

Si no desarrollas tu pleno potencial, sufres, por lo tanto, vives sin vivir. Como siempre, desde mi cariño y compañerismo te comprendo ya que pasé casi 30 años así. Antes que sigas leyendo comentarte que he creado una formación para todas aquellas personas que decidan liberar su potencial. Si nadie no lo explica pasamos la mayoría de nuestra vida «dormido» (acceder a la formación AQUÍ)

Fóllame con amor: La liberación de la bestia

Había estado con pareja varias veces,  por lo tanto, el sexo era parte de mi día a día. Equilibrado no sería la palabra adecuada, seguía siendo incoherente porque, en realidad, me sentía completamente desconectado de las nociones “amor” y “sexo”.

Por ser un controlador (sufría miedo al rechazo y, sobre todo, a la traición) me encantaba “controlar” (leer: las 5 heridas que impiden ser uno mismo). 

Dejarme llevar era imposible ya que perdía el control, y perder el control era igual a volverme vulnerable.

Viví años de relaciones sin disfrutar realmente de lo que podríamos llamar el pack completo: sentimiento unido a sexo. Siempre decía que el sexo era una cosa y que el amor era otra.

Seguía también enganchado al concepto porno. Aunque tuviera pareja, seguía viendo “cositas” online. Me daba muchísimo morbo, sin embargo no era capaz de soltar toda esa imaginación sexual y experimentarla con mi pareja 

Podía expresar mi sexualidad de una cierta forma, pero era incoherente (por lo tanto, seguía frustrado).

Me convencía a mí mismo de que las cosas eran así y que no existía otra forma de vivir. Mientras tanto, escuchaba y no paraba de nutrirme de las realidades de todos los seres que pasaban por mi vida. Siempre me apasionaba escuchar cómo vivía cada uno de ellos su realidad íntima, y sobre todo, cómo lidiaban con su vida sexual y amorosa.

Compartía, por supuesto, cosas en común con ellos y ellas, pero la gran mayoría  flipaba con esas experiencias y yo no.

Solía decir que prefería siempre la experiencia de comer (comida) antes que tener sexo. Le veía mucho más sentido (claro, era mucho más coherente el momento de elegir cómo y qué meter en mi estómago, que el momento de elegir tener sexo. Ahí está la clave).

Seguía investigando sobre los comportamientos de seducción y atracción entre seres, estímulos sexuales, tipos de orgasmos y cómo liberar a través del sexo una energía creadora.

A través de mi investigación tropecé con un libro que despertó y activó en mí lo que ahora es la base de mi vida (El camino del hombre superior, de David Deida). Te invito a leerlo sí o sí. En mi web tienes una sección sobre los libros que cambiarán tu vida

Básicamente lo que David (el autor) explica en su libro es el concepto de “energía” masculina y “energía” femenina en su total equilibrio dentro de su polaridad. Quiere decir que cada ser humano dispone de ambas polaridades con casi siempre tendencia a tirar hacia una polaridad u otra.

Hemos hablado varias veces de cómo aplicar esos conceptos y, sobre todo, cómo integrarlos en nuestro día a día. Para mí fue tremendo, porque revelaban partes de mí completamente disociadas, sobre todo de cómo follar y amar en un conjunto unido.

También aprendí lo que llamé luego el “orgasmo virtual”, es decir, la posibilidad de tener orgasmos sin eyacular (el semen siendo la materialización de la energía vital del hombre). Es muy pero que muy práctico, y, sobre todo, ecológico (no gastas papel).

A nivel fisiológico sigo investigando. Llevo ya años de práctica, con y sin pareja. Según el sistema oriental el semen es fuente de energía vital para el hombre, por lo tanto, preservarlo permite alargar la duración de la vida de un humano. Ya os contaré en otro artículo.

Por el  momento, sigo vivo y en plena forma. Preservo mi “energía vital” y, cuando sienta o piense que es necesario, me autorizo a liberarlo o soltarlo.

Siempre me hace gracia cuando se lo comento a mis compañeros, sobre todo, cuando alguno ha intentado ponerlo en práctica y desarrollarlo. Siempre, al final, dicen que es demasiado complicado (requiere entrenamiento y práctica). Con lo que me he masturbado en la vida, este sistema fue para mí “un súper regalo”, una nueva y mejor forma de masturbarme.

En la medicina occidental existe la creencia  de “vaciarte” cada vez que puedas. Limpia las tuberías, te dicen, libera la carga o, simplemente, no que te quedes con eso dentro que te vas a poner malo.

Todo esto es una serie de hábitos y experiencias transmitidas de generación en generación. Yo procuro siempre ir a por lo que funciona.

Por lo tanto, aplicando este concepto de “orgasmo virtual” comenzaba en mí una nueva etapa de exploración y, sobre todo, de cohesión con mi sistema de realidad.

Comencé a ser más coherente con lo que realmente quería. En su momento sólo practicaba el hecho de preservar el semen y no expulsarlo a cualquier coste (sí, es un poco excesivo). Me quedaba meses así.

Ante todo, exponía mis deseos. Cuando conocía a una chica de forma más íntima  le decía: “no quiero soltar semen, y punto”. No veas el impacto que esto provocaba en aquellas damas. Se activaban el doble o el triple.

Todo lo prohibido da morbo, o eso parece (esto lo descubrí más tarde).

Comencé a priorizar y experimentar  lo que realmente anhelaba dentro mí mismo. La comunicación efectiva era la clave (leer: Cómo comunicarse desde el corazón).

Hablaba, preguntaba, quería comprender “el por qué”, “el para qué” podía gustar o no a una persona. Seguía y sigo con la preferencia de la pareja única pero aprendí que debe ser el camino de dos en una unión total si no, no me compensa.

El hecho de vivir en un constante esfuerzo confluye en pasar la vida remando siempre a contracorriente 

Pues en la vida sexual y amorosa es exactamente igual. Digamos que, a través de los años, me convertí en lo que podríamos llamar un “dominante en la cama”. Puede que el origen de esto proceda de traumas, miedos, conflictos emocionales o, simplemente, de un condicionamiento adoptado a lo largo de la vida. Sin embargo es donde mejor me siento y disfruto.

Antes, para mí, esa palabra o simple noción de “dominar” era algo impensable y, sobre todo, inapropiado frente al concepto del “amor puro” que tenía en la cabeza. Estaba completamente disociado de lo que anhelaba, de ahí la fuente de un malestar permanente.

Recuerda: la coherencia es la clave de tu éxito en este planeta (leer: Todos juntos, el arte de alinear tus cuerpos).

Fóllame con Amor: Amar a la bestia (la bella y la bestia)

Recuerdo la primera vez que escuché la frase “oblígame, por favor” (el por favor se sumó después). Se quedó grabada en mi mente.

-¿Cómo?
– ¡Oblígame!
-¿Qué dices?
-Sí, me gusta que me obliguen.
– Y, ¿eso?
-Me pone que me obliguen a hacer cosas.

Descubrí un portal de experiencias a otra dimensión.
Así comenzó una exploración por todos estos años de condicionamiento a través del porno. No recomiendo el porno como fuente de aprendizaje, todo lo contrario. Llevo años sin verlo y me alegro un montón. La mejor creatividad está dentro de ti y lo ideal es compartirla  con otros.

Es mucho mejor montárselo bien en casa que ingerir cantidad de imágenes y sonidos de otros que no tienen nada que ver con tu propia realidad (esto es más fácil decirlo que hacerlo cuando tienes todo el porno que quieras a dos clics de ratón o de tu móvil).


En su momento el porno fue como una especie de “coach sexual”. Anhelaba un modelo que no vivía y era incapaz de experimentarlo de verdad con alguien.  Tenía la creencia de que el porno era como “malo”, “sucio”, “prohibido”, “falto de respeto” y ,sobre todo, desconectado del hecho de amar a la otra persona.

Tuve que aprender a base de palos y pasito a pasito (EXISTEN OTROS CAMINOS MUCHO MÁS AGRADABLES) de ahí la creación de EnAlkimia.com

La formación es vital, sobre todo en las áreas necesarias a nuestro desarrollo de vida. El sexo es una de ella. Piensa que el sexo, para la cultura oriental, corresponde a un centro energético muy importante.

Ese centro de energía sexual llamado chakra raíz, es una de las bases donde casi todo comienza. Al no tener una vida sexual empoderada y equilibrada, tendrás problemas para sostenerte bien en este planeta.

No te preocupes, el cuerpo es sabio, lo irá compensando de una manera u otra. Aun así te recomiendo vivirlo de la forma que te resulte más ideal. Siempre a tu ritmo desde lo que te autoriza a vivir y experimentar. Es muy importante ser coherente en el proceso.

Al mismo tiempo que experimentaba esa unión o coherencia en mi propia carne, en los cines de todo el mundo se estrenaba la película “Las 50 sombras de Grey” (historia narrativa muy orientada hacia los anhelos carnales más profundos de las mujeres).

¡Qué risa en casa! Eran las 50 sombras de SEBA. 

Claro, al vivir de forma coherente (coherente no significa equilibrada) puedes vivir y sentir lo que es correcto para tu etapa evolutiva del momento.

Todo eso es un proceso natural de tu propia evolución. Debes, en sí, pasar por esas etapas, una tras otra para, simplemente, llegar a la etapa siguiente. Tendrás cambios, modificaciones y realidades distintas que irás experimentando (leer: Amistad = A mi estado).

Sigo con mi historia: con el tiempo iba descubriendo momentos de pura diversión, de juegos, de compenetración con la otra persona y, lo mejor de todo, es que era plenamente yo. Para rematar la faena, todo esto lo hacía deseando lo mejor para la persona que tenía delante. Hablar y conversar fueron claves para poder establecer un terreno de exploración e igualdad.

Te invito a que tengas (o no, si no quieres) una pareja que comparta lo que tienes dentro de ti aunque te parezca loco, sucio, trastornado, gracioso, vergonzoso, doloroso, horrible…

Todo es válido a partir del momento en el que las dos partes están de acuerdo.

Es un placer “ser uno mismo” y disfrutar de lo que me corresponde en el momento que corresponda. Ojo, no todo es sexo, las emociones están muy metidas ahí, sobre todo si eres un@ de los sensibles.

Pero antes de llegar a ese tipo de relación en pareja tuve que aprender una gran lección

¿El Sexo no es importante? Claro que sí lo es, sobre todo si vives en el planeta tierra.

Recuerdo haber pasado algunos años con una mujer donde aprendí muy bien ese concepto. Si tienes problemas de sexo en pareja sigue leyendo.
Por falta de coherencia por mi parte, perdí atracción. En su momento no era capaz de conversar y decir lo que sentía o anhelaba de verdad y, sobre todo, lo que quería experimentar realmente. Podía amar a esa persona sin querer, en ningún momento, poner fin a la relación.

Pero la atracción sexual se perdió y la responsabilidad era 100% mía. Empecé a enfocarme en otras áreas de mi vida y, sobre todo,  a valorar más el buen rollo de la relación que el hecho de practicar y compartir sexo. 
Decía que había otras cosas más importantes que el sexo. Parecíamos una pareja de abuelos activos que se llevaba muy bien pero con poco sexo.

Recuerdo que solía quejarse constantemente de todo, lo que a mí me agobiaba bastante y menos ganas me entraban de tener sexo con ella. Y contra menos ganas me entraban más se quejaba ella, total, que aquello acabó como el dicho de “la pescadilla que se muerde la cola”.

-¿No te das cuenta que nuestra relación va bien en un 80%?
-¿Por qué te enfocas en el 20% restante?
-Es que ese 20% cubre el 80% de mis necesidades.»


Déjame decirte que, si conoces la ley de Pareto, vas por el buen camino. Con un 20% de tu esfuerzo cubres el 80% de tus necesidades. El sexo entraba en ese 20%. Es decir, que si sois dos personas con muy buena conexión sexual se podrán resolver grandes problemas, dilemas, conflictos, etc, que se presenten en vuestro día a día.

El sexo no es todo pero ayuda de forma tremenda. 

Piénsalo, el árbol se nutre, básicamente, a través de sus raíces. Absorben los nutrientes necesarios de la tierra para luego repartir esa energía por su tronco, ramas, hojas y frutos.

Pues nuestro sistema reproductor se comporta como las raíces del árbol (nutrición desde la parte de abajo). Una pareja con buena química sexual tiene mucho ganado. Los que he conocido que siguen teniendo sexo casi a diario se llevan muy bien. El sexo no es todo pero contribuye mucho.

Ojo, una vez el árbol haya desarrollado, hará la fotosíntesis desde sus hojas (la nutrición desde la parte de arriba), lo que será vital para seguir con su desarrollo. Pero si le quitamos las raíces morirá enseguida.

El sexo como arma de doble filo.

Existen infinidad de historias sobre la adicción sexual: cuernos, infidelidades, sexo en grupos, sexo a lo loco, etc. Debes experimentar hasta llegar a encontrar lo que de verdad te nutre y te llena.
Mi visión del sexo ha cambiado muchísimo desde que empecé a mantener relaciones y se ha alineado mucho más que antes.
La disociación entre sexo y corazón (entendiendo corazón como nuestros sentimientos) tiene un coste muy elevado a nivel afectivo. He conocido, tanto a hombres como a mujeres, que eran adictos al sexo y, sobre todo, al sexo con personas diferentes. Mi opinión personal: 

¿Para qué buscar fuera cuando lo mejor está en casa?

Muchas veces no tenemos lo suficiente y queremos más (soy uno de ellos, pero prefiero proyectar mi anhelo en la persona que comparte mi vida en ese momento). Otros compañeros o compañeras prefieren irse con otras personas en cuanto surge el mínimo problema con su pareja. Muchos sufren del síndrome de tarzán: cojo una liana nueva sin soltar la antigua. Así intentan cubrir un agujero que nunca termina de llenarse. 

Bajo mi punto de vista, uno mismo puede irse consumiendo poco a poco y tener un desgaste tremendo en su cuerpo, sobre todo las mujeres (Chicas, seguid leyendo antes de saltarme al cuello).

Os invito a cultivar la comunicación efectiva y contar a vuestro compañero o compañera lo que realmente os gustaría experimentar, vivir y, sobre todo, sentir.

Es un trabajo de equipo. A partir del momento en el que uno de los dos decida pasar de las necesidades del otro, habrá una repercusión en la pareja de forma inmediata. Escuchar, compartir y aportar cambios llevará a un situación de conflicto cero.

Cambia de biología, cambia de paradigma

Me llamo María soy enfermera, amo mi trabajo. Cada vez más me doy cuenta que vivo lo que quiero hacer. Es muy agradable contemplar que tu propia persona pueda ayudar a otros. Le dedico mucho cariño y, sobre todo, tiempo.

Me doy cuenta que paso gran parte de la semana y, a veces, días festivos en este trabajo.

Últimamente estoy saliendo con un chico, quiere que esté con él más de lo que podría. Nos llevamos muy bien y me está encantando, pero me presiona para quedar más y vernos pero yo no puedo. Es la primera vez que me encuentro con una persona con la que estoy tan a gusto que puedo ser yo misma y no pensar en nada.

Siento mucha atracción física por él… También debo reconocer que me está cambiando un poco la vida. Antes dedicaba toda mi energía al trabajo y tenía relaciones esporádicas con distintos hombres. Ahora me encuentro en la misma situación pero algo en mí me dice que debo de seguir conociéndolo y no recaer en mi antiguo patrón.

Desde mi primera pareja, con quien estuve 7 años, no he sido capaz de confiar de nuevo en un hombre. He preferido optar por trabajar y “usar” a los hombres a mi gusto. Suena, tal vez, un poco fuerte pero a la mayoría de ellos parecía que era lo que les valía. Yo, para ellos, era un pasatiempos; no querían ningún compromiso más.

No me enredo más con mi historia y voy directa al grano: estoy con una gran duda y no sé qué hacer y tampoco cómo actuar. Este chico me parece distinto a los que he conocido hasta ahora, incluso yo me siento diferente estando con él. Me gusta mucho pero, la verdad, no sé cómo gestionar la relación.

Gracias por los consejos.
María.

Esta historia es completamente ficticia pero podemos sacarle mucho aprendizaje.


Cuando uno siente que algo le nace desde dentro es más que recomendable ir a por ello y explorarlo. María es una mujer muy dedicada a su función y, más aún, desde la separación de su antigua pareja.

Muchas personas suelen sufrir el momento de “separarse” del otro (yo el primero) porque varios vehículos están como atados a la otra persona y, más de una vez, por más que haya mucha distancia de por medio, siguen íntimamente conectados.

Para compensar sus anhelos internos de conectar con una pareja María se lanzó de cabeza a varias relaciones íntimas pero sin mucha profundidad sentimental. Hoy, en el sistema moderno actual en el que vivimos, suena como algo completamente normal pero desde mi propia experiencia y de las de miles de personas que he podido observar, me doy cuenta que los seres con mayor “luz” interna han sabido llevar y nutrirse adecuadamente con muy pocas o con una sola relación estable.

Quizá esto suene raro para muchos de vosotros, pero al trabajar con personas mayores he podido aprender de ellos que conectar sólo sexualmente y, conectar sexualmente y sentimentalmente (esta última sí es una conexión de verdad) son dos cosas completamente distintas.

El hecho de establecer unos vínculos muy profundos de conexión con una persona requiere tiempo, práctica, comunicación y esfuerzo por parte de ambos. 

Es como un árbol. En el caso que esté plantado en un sitio adecuado crecerá de la mejor forma posible. Ahora quítalo de su lugar y plántalo, cada semana, en un lugar distinto y verás, tal vez, que su crecimiento será bastante distinto.

Para nosotros es, exactamente, lo mismo e insisto, para las mujeres, más aún. Sois portadoras de la creación de nuevos seres. Vuestra biología está (a mi parecer) más orientada a retener, cuidar y proteger.

Vuestro desarrollo, al igual que el de un árbol bien enraizado y con buena nutrición, es de lo más bonito que hay. Así es como se crean frutos de mejor calidad. Si tuviera que trasladar este símil a la pareja diría que, las mujeres más felices que he encontrado hasta ahora (heterosexualmente hablando) son las que viven en admiración (enamoramiento) por su compañero de vida.

Hasta ahora se ha dado un 100%  de modelo de pareja única. Siempre que hay una oportunidad les pregunto: ¿Te gustaría estar con otros?

Me suelen contestar que con él (su pareja) están más que encantadas. Por supuesto, el tiempo dirá qué tal les irá pero, como propuesta, me parece muy interesante. 

Por el contrario, la biología del hombre es distinta: su orientación está más encauzada a lo externo, le suele, constantemente, empujar hacia fuera (recuerda: son millones de espermatozoides para un óvulo). La mayoría de los hombres que he conocido, por más enamorados que estén de su pareja siempre me suelen decir lo mismo: Me encantaría follarme a las chicas que veo en la calle, pero quiero a mi mujer y no haría algo así.

Por supuesto, no todos son (somos) iguales, pero cuando rascas un poco en la historia de cada uno suele salir algo semejante.

Por más enamorado que uno esté, la biología manda. Estamos acompañados de ella desde hace miles de años y todavía pretendemos luchar contra ella (yo el primero, durante muchos años).

La coherencia, para mí, es la clave de un bienestar casi permanente. Pero la coherencia en pareja aún más. Es vital que ambos escuchen su propia biología y puedan contemplar la del otro, para encontrar algo donde ambos se unan desde el amor (esto sería lo ideal).

Fóllame con amor: Mejor bien acompañado que estar solo.

Llevo viviendo en España más de una década y he podido contemplar, en este transcurso de tiempo, una evolución tremenda en cómo expresa cada uno su sexualidad. Hace apenas 60 años (estamos en 2020) todo lo que no era “normal” se consideraba tabú, eso, en el mejor de los casos; porque lo más frecuente era que fuera destruido. Gays, lesbianas y transgéneros no podían expresar libremente su sexualidad. 

Hoy en día, la herencia de aquella dictadura que persiguió a muchísimos  españoles por defender su sexualidad sigue dejándose notar en muchos aspectos y ámbitos de nuestra vida. Todavía existen personas que no son capaces de comprender y tolerar la sexualidad de cada uno.

Por ser un gran fan del “amor único” en pareja todo me parecía fuera de sitio o de otro mundo, sobre todo cuando comencé a conocer a hombres y mujeres que buscaban lo mismo pero con multitud de personas, es decir, a mayor cantidad de personas que “me follo” más sabré sobre mí. 

Déjame decirte que podrías serlo en el caso que sepas realmente lo que quieres, de otra manera sería como consumir patatas fritas (son calorías vacías que no sirven para nada).

Si piensas que comer hamburguesas de McDonalds y beber Cocacola es saludable para el cuerpo humano estás muy equivocado. Decirte que estar con 2,3 o 4 personas diferentes cada semana (sexualmente hablando) va de lo mismo.

Existen muchas apps para encontrar pareja, y me parece genial si fuera “real”. Es decir, que cada uno se comportase tal y como es de verdad. 

Pero detrás de una pantallita es mucho más fácil crear algo a medida (de ahí lo de “crear un perfil”). Por lo tanto, la gran mayoría de usuarios se valen y se aprovechan del anonimato que te proporcionan las redes sociales para presentarse como algo que no son, escondiendo (en muchas ocasiones) un sufrimiento tremendo para, tal vez, en un momento dado, poder liberar lo que tienen dentro.

Una de mis funciones en este planeta es ejercer como una especie de despertador emocional (así me he etiquetado a mí mismo). Debido a ello no puedes ni imaginar la cantidad de traumas, miedos, emociones reprimidas o frustraciones que he podido encontrar en las personas con las que me encuentro en mi día a día (yo mismo soy uno de ellos).

Todo eso, por supuesto, se traspasará a la pareja y se verán afectados tanto los sentimientos como el sexo.

Para mí, las relaciones de calidad, comienzan cuando uno se acepta y se quiere a sí mismo para luego poder proyectar esos sentimientos hacia lo demás, aportando así lo mejor de cada uno para una mejora mutua. Esto, tal vez, sea lo ideal, puesto que sin eso no concibo una relación sana.

El crecimiento a través de los demás es tremendo. Es un aprendizaje sin fin. Prefiero aprender e ir creciendo sentimental y emocionalmente con personas que me aporten positivismo y buen rollo. 

El sexo es una parte vital de nuestra comunicación pero primero es necesario conectar con lo que está dentro de ti. Puedes estudiarte a ti mismo en tu propio rincón y/o compartir tu don con los demás. Lo suyo es poder hacer las dos cosas a la vez.

Te invito a sentirte bien cada segundo, minuto, hora y día de tu vida, te lo digo de corazón, puesto que es de lo más importante en este planeta. (Leer: El código de la felicidad) Hay tantos seres que sufren por falta de aceptación y amor hacia sí mismos… Es un trabajo de grupo ya que vivimos en sociedad. Aceptar tu sexualidad y aceptar quien eres en el momento presente. 

El tiempo y tu forma de vivir tu camino harán, una y otra vez, que salga el ser que tienes dentro.

Admiro tu dedicación por haber llegado hasta aquí, y te lo agradezco. Me gustaría que escribieras algún comentario, respondiendo a la siguiente pregunta: 

¿Cuál es tu mayor reto sexual o, simplemente, cuál ha sido tu mejor momento dentro de ese campo de experiencia?

Compartir tu experiencia puede ayudar a otros a despertar su propio camino.